La demacrada profesión política

Es tarde, y debería estar peleando con la almohada para que me devuelva ese sueño perdido, enfrascándome en disertaciones mentales sobre mil historias, mañana a las 8.30, la práctica de circuitos, puñetero “héroes” que me tiene enganchado, mi chica, testimonio de Lorenzo Lamas… mierda, otra vez estoy pensando, ¡Deja la mente en blanco!

Pero sin embargo con ojos alicaídos me siento frente a este teclado a lanzar pequeños fragmentos de mí al mundo, no se, quizá después consiga conciliar el sueño.

Es algo que me ronda en la cabeza hace unos días. Hables con quien hables, es un tema recurrente. Siempre regresa la política a nuestras vidas, en forma de pequeñas píldoras anestésicas que solo busca nuestro asentimiento con una breve baba cayendo desde lo más hondo de nuestro cerebro.

La mayoría con los que converso, bien tengan una ideología, bien tengan otra, opinan lo mismo ¿Somos en el fondo tan diferentes? ¿O puede que para oír una opinión diferente tenga que platicar con Esnobs ricachones en el barrio de Salamanca? Algo me dice que la respuesta sería la misma. La política, no, mejor dicho los políticos, se están convirtiendo en un valor claramente a la baja. Los partidos políticos se pudren por dentro, desde el yugo y las flechas, hasta la hoz y el martillo. A pocos importa la política, a menos los políticos.

Mientras vivimos la “tomatina” y pasearmos entre “hormigas blancas”, las puyitas parlamentarias y locales van llegando a nuestros oídos en forma de ondas. “Hoy voy a abrir este debate, mañana nadie se acordará de él” Y la gente, a su royo que es lo que importa ¿A quien le interesa tono de piel morena (cuasi tropical) de Acebes o el de la “Viceprisidenta”? Pues a muchos, mucho más que sus palabras.

“Palabras que no dicen nada” cantarían “Los piratas”. La gente ve muy mal la clase política, tienen la (quizá verdadera) idea de que todos los políticos nos roban, malgastan, son extorsionados, comprados por empresas y empresarios ¿Se equivocan? Pocos son los que tienen la confianza del pueblo, (a algunos la le cuesta tener la de su propio partido). Muchas razones llevarán a alguien a hacer “carrera política”, la de la convicción ideológica es escasa y sin duda es inversamente proporcional al tiempo que se lleve en el Poder. ¿Entonces, si tan mal vemos a los políticos, por qué seguimos en esta dinámica?

Las políticas de ideales han muerto, han tomado más carácter las políticas “Gestoras”, que son las que de verdad importan ¿Cuantas multinacionales darán apoyo a unos o a otros? Estoy convencido que hoy en día para gobernar, es lo que importa… Pero claro, el pueblucho más interesado en las orejas de burro de Dragó o en las mamoplastias de la Pataky… “Que te la den bien, y no veas de quien”

Votar ya votan pocos, vivir de ello… más o menos los que votan ¿Hacia donde va esto? El poder sin duda emana del pueblo, por lo que me atrevo a decir que nuestros gobernantes son el puro reflejo de la sociedad de hoy en día…

En fin… tenemos lo que merecemos.

Hay dos formas de ver un partido político, la primera, la que tienen la mayoría de personas ligadas a uno: “Un partido se compone de personas”… y la que para mí es más valida: “Las personas componen un partido”… Parecen iguales pero no lo son (Vicentín: ¡Que son otra cosa!)… Piensen en ello si tienen 5 minutos… aunque sea porque no puedan conciliar el sueño.

Glückliche Träume!